Apuntes sobre
Tría
El triatlón es un deporte que consta de tres
disciplinas que se realizan por etapas: natación, ciclismo y pedestrismo.
Siempre se mantiene ese orden de sucesión y no hay interrupción entre una etapa
y la siguiente, salvo por el tiempo que tarda el deportista en prepararse para
la disciplina posterior, lapso al que se denomina “transición”.
Para muchos triatletas la natación es el último
deporte que aprendieron y lo hicieron “de grandes” y eso puede conllevar alguna
dificultad. No sólo nadar sino hacerlo en aguas abiertas, con un traje de neoprene
que cambia las sensaciones del cuerpo. En la pileta, donde generalmente se
entrena, hay bordes y se ve el fondo de la misma, que más cerca o más lejos,
está ahí, accesible. En los lagos, lagunas y mares, donde se desarrollan los
trías, no ocurre lo mismo. Difícilmente se ve a través del agua, más que a unos
pocos metros o centímetros o en los lagos de aguas frías y cristalinas se ve con
nitidez y el fondo no se percibe más que por su profunda oscuridad.
Esta sensación de no ver y el no haber un límite, de
no estar contenido, como ocurre en la piscina, puede representar un gasto adaptativo importante,
si no se lo preparó de antemano. Siempre es aconsejable entrenar en lugares lo
más parecidos posible al escenario donde luego se desarrollarán las
competencias. Hay deportistas que sienten vértigo al ver cómo aumenta
abruptamente la profundidad del lago, en una zona muy cercana a la costa. Es
aconsejable buscar referencias, para sostener la visión en esos puntos que no
sólo orientarán el recorrido a seguir, sino que oficiarán de sostén psicológico.
(Ej. Boyas, embarcaciones, rocas, árboles, etc.)
Otro punto a considerar es que, cuando se entrena natación
por lo general se lo hace ordenadamente en un andarivel. Nada más lejano al
inicio de un tría, que se caracteriza por el desorden, los manotazos y las
patadas hasta que los participantes se acomodan y van encontrando su lugar. Es
importante trabajar la entrada al agua, sobre todo para quienes no tienen un
buen vínculo con ella, ya que las malas sensaciones pueden arrastrarse a lo
largo de toda la competencia, en las dos siguientes etapas. Para ello, es
aconsejable entrenar en espejos de agua lo más parecidos al escenario de la
competencia; entrenar nadar con los ojos cerrados en la pileta y ser consciente
de las sensaciones y pensamientos que se tienen; entrenar con mucho ruido para trabajar la
concentración; realizar ejercicios de
relajación en el agua, como hacer “la plancha” (inhalar y exhalar tomando
registro de cómo el cuerpo se eleva en el agua y se sumerge según se inhale o
exhale); tener una buena entrada en calor y alcanzar la activación óptima para
el inicio de la carrera, etc.
El triatlón es un deporte de resistencia donde hay que
trabajar la cabeza ya que el deportista indefectiblemente estará muchas horas
solo, aunque esté rodeado de gente, de competidores, colegas y rivales. El
cansancio jugará su partida, sobre todo en los trías de modalidad larga
distancia, así que tener recursos psicológicos para bloquear el cansancio, las
sensaciones de agotamiento, los pensamientos negativos y recurrentes es
primordial. Se puede trabajar con los
focos atencionales, jugar llevando la
atención al afuera, poner el foco en el paisaje, en pasar corredores, en
distinguir marcas de calzado, colores de ropa, todo lo que sirva para
mantenerse “prendido” y a un ritmo constante.
Asimismo, alternar con llevar el foco atencional al interior, realizar
un “scanner”, una evaluación de cómo están las distintas partes del cuerpo y la
cabeza, en mantener un determinado ritmo, respirando de una manera particular e
implementar ejercicios para poder cumplimentar las etapas. (Ej.: vaciar la
cabeza, exagerar movimientos para resetear el cuerpo o evitar el
aletargamiento, visualizar o evocar situaciones donde uno se haya sentido potente
y pleno, etc.)
Es conveniente tener una meta para cada disciplina,
para estar más concentrados y presentes durante el transcurso del evento. En la o las disciplinas donde el deportista
tenga fortalezas puede tener una meta de resultado, que busque un resultado
parcial. En otra u otras la meta puede ser mejorar la técnica, trabajar en la
regulación de los pensamientos, mejorar un desempeño anterior, etc.
La habilidad para poner el foco a corto plazo es
fundamental. Para concentrarse en eso que se está haciendo ahora, sin importar
cómo fue el tránsito por el agua o por la bici y no sacar de eso un vaticinio y
querer compensar con lo que sigue. Cada etapa es una carrera en sí misma y el
deportista tendrá que poder enfocarse en cuáles son los recursos particulares
que tiene para llevar adelante cada etapa. Así como se pone el casco y las
zapatillas para hacer la etapa de ciclismo tendrá que poder cambiar el chip de
nadador, a ciclista y por último a corredor, sabiendo cuáles son sus
fortalezas, para ponerlas en práctica y estar advertido de sus debilidades, en
cada disciplina y tener tips para poder contrarrestarlas. La música puede ser
un recurso privilegiado. Como cada disciplina exige un grado de activación
distinto, pueden seleccionarse temas musicales para cada una y tararearlas en
los momentos que sea necesario llevar la activación a un determinado nivel o
repetir estribillos como si fueran “mantras”.
Respecto de las transiciones, hay que prepararlas y entrenarlas
tanto como las tres disciplinas. Hacer un plan, memorizarlo, idear una rutina y
practicarla. Tomar referencias para cuando se llega de nadar para orientarse
rápidamente en el parque cerrado. Hacer ese recorrido previamente a la carrera.
Ejecutar y visualizar cómo desenganchar la bicicleta y tomar el casco y
calzarse las zapatillas, así como también las maniobras de la T2, que será a la
inversa y cómo se tomarán los implementos necesarios para la etapa de
pedestrismo. Es crucial el entrenar el vestirse y desvestirse en poco tiempo y
con poco lugar. Cuanto más se trabaje en lo que se pueda controlar y los escenarios
sean lo más familiares posible, eso optimizará el gasto energético físico y
mental y dejará una reserva para enfrentar los imponderables que puedan
presentarse a lo largo de la competencia. Para eso sirven los entrenamientos de
simulación. Seguramente el triatleta vaya a nadar y vuelva a su casa, o se
prepare para andar en bici, vuelva y vaya a trabajar o a estudiar. Es deseable
que entrene salir de un estímulo y continuar con otro, al modo de cómo lo hará
en competencia. Participar en desafíos diseñados por teams de trías para entrar
en clima de competencia son entrenamientos de simulación indispensables para
calibrar qué cosas hay que ajustar de las transiciones, y en cada etapa del
tría.