Natación
en aguas abiertas
La
natación en aguas abiertas es una modalidad de la natación. Por las particularidades
que presenta requiere de una preparación
diferente a la natación tradicional.
Al
desarrollarse en un medio abierto, las condiciones climatológicas pueden variar
imprevistamente introduciendo un incontrolable que no está presente en la
natación en pileta. Por ello pasar de un medio cerrado y estable (donde habitualmente
se entrena) a uno abierto y variable requiere de una notable adaptación vinculada
a una cantidad de sensaciones corporales diversas, percepción del contexto que
permuta y captación de uno mismo en esa situación.
El
nadador debe lidiar con las corrientes, el oleaje, los remolinos, turbulencias
y la temperatura del agua. Asimismo debe habituarse a nadar con traje de neoprene
con el que tiene otras sensaciones corporales.
En
pruebas de larga distancia, al igual que en las maratones, existen
avituallamientos. Los nadadores se acercan a embarcaciones, donde se les provee
de bebida y comida apropiada a las circunstancias. Es fundamental que aprenda a
ingerir alimentos y conveniente que lo practique en entrenamientos largos.
Algunos
de estos aspectos, por su intensidad o su reiteración pueden ocasionar la
aparición de conductas de naturaleza ansiógena en el deportista, como ser:
sensaciones incertidumbre, de encierro, (aunque parezca paradójico), de soledad,
de agitación, de ahogo, etc.
El
psicólogo deportivo puede ser convocado a intervenir en ese proceso de
adaptación de un medio a otro.
El
trabajo psicológico comprende:
-
Que el deportista repare en las variables que no controla, para no malgastar
energía en ellas. No controla la temperatura del agua, el oleaje, el clima, las
corrientes, cantidad de competidores, etc. Focalizar en estos aspectos conduce
a una queja continua y a sentirse frustrado. Por el contrario, el nadador controla,
su actitud, su voluntad, modificaciones en la técnica de crol adaptadas al
medio abierto (respirar para los dos lados, levantar la cabeza para divisar
boyas o pontones, etc.), su concentración, el control de sus ojos, qué tipo de auto
diálogo va a tener durante la travesía, su equipo, etc.
-
Proveer al nadador de herramientas que lo conduzcan a entrar de una manera relajada
al mar/río. El nadador debe tomar conciencia qué zonas de su cuerpo son más
vulnerables a la tensión y trabajar para su relajación en los momentos previos
a la entrada al agua.
-
Colaborar con el deportista para que pueda discriminar qué situaciones lo pueden
desestabilizar. Trabajar esas escenas mediante visualizaciones y elaborar
rutinas de refocalización en el caso que se produjeran en el agua.
-
Elaborar junto con el entrenador ejercicios que simulen el medio abierto: nadar
en pelotón (y no exclusivamente por andarivel), hacer ejercicios donde el
nadador sea "molestado" por sus compañeros, organizar entrenamientos
en distintos medios abiertos, hacer ejercicios de largada con la sirena, etc.
-
Segmentar los eventos de larga duración en partes más cortas donde cada etapa tenga
un objetivo específico: hace a que el nadador mantenga la motivación al conseguir
exitosamente las metas parciales y ayuda a mantener la concentración reconduciendo
la misma de unos estímulos significativos a otros.
-
Ayudar a que el nadador observe el entorno y encuentre sus propios puntos de referencia,
(algo del paisaje, un barco anclado, edificaciones llamativas) que hagan al
encuadre de la actividad. Las boyas puede no divisarlas por el oleaje y tener
de guía a otro participante puede hacerlo errar el rumbo, si éste se pierde.
Para
concluir, la natación en aguas abiertas requiere tanto de una gran resistencia
física como de una elevada capacidad de adaptación, un buen control emocional,
un elevado nivel de autoconfianza y la capacidad de superar eventuales dificultades.
Habilidades que pueden adquirirse y optimizarse mediante el trabajo
psicológico.
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