De cábalas y rutinas
La edición 2013 de Wimbledon trajo muchas sorpresas.
Nadal fue eliminado por Darcis en primera ronda, Federer fue eliminado por Sergiy Stakhovsky, en segunda
ronda. También sucedió algo similar en el cuadro femenino con la eliminación temprana
de Sharapova, Sara Errani, Ana
Ivanovic, Jelena Jankovic y Caroline Wozniacki, hubo un tendal de abandonos por
lesiones diversas y para finalizar Andy Murray se coronó Campeón del Torneo.
Otra de las sorpresas fue la aparición de Dustin Brown
(Ránking 189) que eliminó en segunda
vuelta al otrora campeón de Wimbledon (2002), Lleyton Hewitt. Brown abunda en peculiaridades, 1,96m de
altura, sus rastas, su juego poco ortodoxo, sus variadas nacionalidades (nació
en Alemania, hijo de madre alemana y padre
jamaiquino, participó en el 2003, en la Copa Davis representando a Jamaica y
luego debido a la falta de apoyo financiero de ese país al tenis, estuvo por
representar a Inglaterra ya que tiene una abuela inglesa), etc. Una
singularidad de Brown durante el juego es el hecho de pedir determinadas
pelotas en su turno de saque. No se dirige, como es costumbre, al fondo de la
cancha a recibir las que lanzan los ball boys, sino que pide aquella con la que
se jugó el último punto. Podríamos preguntarnos si esto es una cábala o una
rutina.
Una cábala
en lenguaje coloquial significa una suposición, una conjetura asociada a algún
tipo de ritual que se desarrolla con la esperanza de lograr un determinado
objetivo o tener buena suerte. Por ejemplo, levantarse con el pie derecho para
tener un buen día, “tocar madera” para no ser abandonado por la buena suerte, usar
un amuleto en determinadas circunstancias, etc. En deporte, por lo general los atletas repiten determinados actos y portan ciertos objetos que asocian con
buenos rendimientos o resultados exitosos y evitan los que relacionan con malas
experiencias. “Si me pongo tal remera, con la que gané tal torneo, sé que
me va a ir bien”, “Siempre que me pongo este vestido, pierdo”, “Si toco el rosario antes de sacar, meto los
saques”, etc. El deportista realiza la cábala como un intento de tener bajo control
lo que no puede controlar, y con un objeto/acción que por lo general no tiene
relevancia en el contexto de la competencia. Las cábalas son rígidas e irracionales.
Si Dustin Brown hace que le alcancen la pelota del
último punto, porque con ella hizo el tanto, como si fuera una “pelota
ganadora”, estaríamos en presencia de una cábala.
Pero por otro lado, podría tratarse de una rutina si lo hace para perdurar focalizado en la ejecución de su saque,
o para mantenerse concentrado/ “ocupado”
en algo y no pensar en que está en circunstancias de presión (tener que cerrar
un game/set/match; salvar un match point; sostener un quiebre, etc.). También
si lo hace para tener la confianza y la
regulación emocional ideales para optimizar la ejecución de su saque. Teniendo
en cuenta que Dustin Brown ganó muchos puntos en ese partido con Hewitt, con la táctica de saque y volea, podría
pensarse que este comportamiento buscaba despertar en él las sensaciones
imprescindibles para obtener de su servicio el mejor rédito posible.
Gracias al uso de las rutinas los deportistas no
piensan demasiado. En el caso del tenis, se incentiva su empleo en los tiempos
muertos (entre puntos y cambios de lado) donde rápidamente pueden asaltarlos
las dudas y preocupaciones con hipótesis de cualquier tipo: “¿Qué pasaría si
hago doble falta?”, “¿Qué pasaría si no cierro este game/set?”, “¿Qué pasaría
si gano este partido?”, etc. Las rutinas
sirven para mantener la cabeza en el tiempo presente, en el aquí y ahora,
bloqueando todo tipo de distractores, tanto internos como externos. Se
caracterizan por ser flexibles ya que se adaptan a las eventualidades del
contexto deportivo.
El psicólogo deportivo:
· hace tomar conciencia al atleta que las cábalas que
realiza no se relacionan con su rendimiento, que si va a apostar su desempeño a
un objeto o conducta, qué sentido tendría entrenar diariamente
· colabora con el deportista para que pueda identificar
sus momentos vulnerables durante la competencia
· ayuda al atleta a elaborar rutinas para realizar en
dichos momentos y que se comprometa a desarrollarlas de manera sistemática
· familiariza al deportista con el uso de rutinas que
sirven para: regular la emoción, aumentar la confianza y focalizar la atención
que trae aparejado un alto desempeño estable en el tiempo
Según las neurociencias, el cerebro humano se maneja
mejor con las certidumbres. Es posible que el ser humano recurra a las cábalas
cuando se ve amenazado por la incertidumbre, lo que es habitual en el contexto
deportivo. Es nuestra labor con los
atletas que esas “certezas” provengan de variables que ellos pueden controlar:
la concentración en su plan de juego, sus emociones, sus pensamientos y su
autoconfianza.
“Cuando me enfrento a
situaciones cruciales sólo pienso en lo que trato de lograr. Cualquier temor es
una ilusión. Parece que hay un obstáculo en el camino pero en realidad no
existe. Lo que sí existe es la oportunidad
de hacer el mejor esfuerzo y obtener éxito”
“Mi Filosofía del Triunfo”,
Michael Jordan
(Artículo publicado en Luján Deportivo en julio de 2013)
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