El
envés del revés:
Un ejemplo de intervención en lesiones
"Entonces
tuve también la suerte
(¡aunque
entonces no pensaba que lo fuera!)
de sufrir una herida en el cuello que tardó
meses en cicatrizar.
Ni pensar en sostener el instrumento con la
cabeza.
Debía
sostener el violín en el aire,
usando
sólo las más pequeñas contracciones musculares,
un
ligero impulso dinámico de apoyo que subía y
bajaba por los nervios del brazo izquierdo
sin atarse o ligarse jamás a ningún punto.
Esta
experiencia me enseñó a tocar sin peso
y
a lograr la comodidad.
Me descubrí prestando minuciosa atención a los grupos musculares
Me descubrí prestando minuciosa atención a los grupos musculares
mientras
tocaba: cómo se desarrollaban; cómo se fortalecían;
la
sensación agradable de la fatiga;
cómo al aumentar la variedad de formas de
tocar,
aumentaban también mi grado de relajación y de
fortalecimiento
de todo el cuerpo."
El
sexo y los violines - Free Play - La improvisación en la vida y en el arte –
Stephen
Nachmanovitch
Pilar, tenista mujer de 18 años, diestra,
se le produce tendinitis de muñeca izquierda, entre el último Future del
año y un Challenger. Lesión que la deja alrededor de 20 días sin poder competir
pero que no le impedía continuar con sus entrenamientos. Es una jugadora que pega
revés a dos manos. Inicia la sesión diciendo “Qué lesión de mierda”, ya que
venía trabajando y mejorando el revés. La invito a que se haga amiga de la
lesión ya que va a portarla hasta que se cure. Pensamos juntas en el inicio,
cuáles eran los beneficios secundarios
de esa lesión y refiere haber practicado el revés con slice, golpe que no era
frecuente en su estilo de juego. Los
beneficios secundarios son aquellos que otorgan una ganancia suplementaria o
utilización por parte del sujeto de una enfermedad/lesión ya constituida.
Más adelante va a decir que su entrenador le dice que
la ve más ágil de piernas ya que para compensar la falta de revés, hace más uso
del drive invertido. Ella no había reparado en el incremento de su velocidad de
piernas hasta ese momento.
En sesión durante su rehabilitación hicimos visualización de puntos ejecutados de
revés con ambos brazos. En los momentos cercanos al alta intensificamos esta
práctica ya que era una de sus herramientas fundamentales. Al principio
visualizaba el golpe hecho con soltura, luego le fuimos sumando desafíos:
hacerlo con mayor intensidad, hacerlo con mayor profundidad, hacerlo con mayor
precisión, sobre las líneas. Pilar visualizaba que ponía la bola profunda,
rápida sobre la línea dejando a su rival parada. Pilar manifestaba sentir calor
sobre la lesión cuando realizábamos dicho ejercicio.
Finalmente llegó el alta médica y Pilar empezó a pegar el revés a dos
manos el día anterior al torneo. Ganó el primer partido 5/7; 6/1; 6/4. En
relación a dicho partido refirió que en el principio le costó “soltar” el
revés. Empezó a hacer uso de la visualización para el saque en los cambios de
lados y el revés a dos manos suelto. Aumentó el porcentaje de primeros saques.
Seguramente el hecho de no contar plenamente en su revés hizo que Pilar
optimizara el saque, golpe con plena influencia tanto en el resultado final
como en la confianza del jugador.
No hizo muchos tantos con el revés pero sí con el
revés con slice. Se sintió cómoda con el revés cruzado durante ese primer
partido. El hecho de haber padecido esta lesión hizo que Pilar, al igual que el
autor de la frase del epígrafe, experimentara nuevos desarrollos de su
sensibilidad.
Seleccioné esta viñeta para ejemplificar las
intervenciones de la Psicología Deportiva en las lesiones del deportista.
Entiendo al deportista como una entidad psicosomática, por ello concibo que existe
una interacción permanente entre lo que sucede en la vida anímica y lo que
acontece en el cuerpo y viceversa.
La lesión provoca una ruptura brusca del equilibrio
orgánico, que impacta en la posibilidad
o no de practicar el deporte. Demandará además un determinado tiempo de
recuperación y rehabilitación.
Si bien las lesiones tienden a generar que los sujetos
en general vuelquen todo su interés
sobre el cuerpo y más precisamente sobre la zona afectada, en los deportistas
esto es aún más intenso por el hecho de ser el cuerpo su herramienta de trabajo,
fuente de valoración, elemento de potencia
y rendimiento.
Las labores del psicólogo deportivo en relación a las
lesiones son muchas y variadas:
- en relación a la prevención de lesiones, diagnosticar
a aquellos atletas que tienen dificultad en poner en palabras sus afectos, ya
que ellos son más vulnerables a canalizar en lo corporal las conflictivas de
orden emocional y los más propensos a desarrollar cuadros depresivos o colapsos
severos de la autoestima.
Cuando la lesión ya ha ocurrido, el psicólogo puede:
- trabajar con el deportista, su familia y
entrenadores sobre la significación que tiene la lesión
- aprovechar a desarrollar aspectos psicológicos,
técnicos o estratégicos que se vuelven relevantes gracias a la existencia de la
lesión
- abordar la comparación con otros compañeros de
entrenamiento o atletas conocidos que hayan tenido la misma lesión y considerar
quién los trató, cuánto tiempo les llevó recuperarse y retomar las actividades,
secuelas que le quedaron, actividades que realizaron en el tiempo de paro
- incentivar al deportista a que realice en el tiempo
de pausa aquella actividades que está impedido de efectuar durante la competencia
y/o entrenamiento
- ayudar a soportar la dependencia o asistencia
de otros si la lesión le imposibilitara
moverse por sí solo
- trabajar en la relación lesión magnitud de la
respuesta psicológica: a veces una lesión grave “pareciera” no provocar ninguna
respuesta emocional en el atleta y otras veces, un traumatismo leve los hace
sentir impotentes
- si hubiera intervención
quirúrgica trabajar el temor, la ansiedad y las fantasías que ella genera. Los pros y contras de la operación.
(Artículo publicado en Luján Deportivo en mayo de 2013)
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